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El Baile de la Comunicación Social: Los Cuatro Pasos de la Comunicación

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© 2021 Think Social Publishing, Inc.


El siguiente artículo ha sido traducido con la intención de captar el significado original deseado. Al leerlo, por favor tenga en cuenta que en la traducción muchas veces es difícil captar la sutileza del significado deseado. Sin embargo, esperamos que la mayoría de los conceptos sean fieles al original.


La gente cree que si algo nos resulta fácil de hacer, los mecanismos que hay detrás de eso deben ser simples.-Cosmides


 En el desarrollo infantil temprano, la mayoría de los individuos aprenden a coordinar su propio cuerpo y mente, así como a interpretar las palabras y las acciones de los demás, para participar de manera cada vez más sofisticada en el acto de la comunicación. Es algo que se va dando en forma natural. Sin embargo, estas mismas habilidades no se desarrollan intuitivamente en nuestros pacientes con dificultades en el aprendizaje social, y es por esto que deben ser enseñadas para favorecer la comunicación. Sin embargo, muy a menudo, sentamos a los pacientes alrededor de una mesa en un consultorio, proporcionándoles instrucciones y oportunidades para realizar ensayos prácticos  de lo que deben decirse entre ellos para ser amables o “pro- social”. Y sucede que a veces descuidamos lo obvio.

 

Un caso pertinente es Sofía, una integrante de un grupo de mujeres de pensamiento social de la escuela primaria a quien enseñé. Un día Sofía me dijo, “¿Cómo hacen todos estos chicos en la escuela para agruparse mágicamente cuando suena el timbre?” Estábamos tan dedicados a la conversación, que habíamos pasado por alto la enseñanza de un aspecto importante de la comunicación: incorporarse a un grupo. Interrumpimos nuestra lección, corrimos la mesa hacia el rincón y comenzamos a investigar la sinergia de la danza de  mente, cuerpo, ojos y lenguaje que llamamos comunicación.

 

Le pedí a Sofía y a sus tres compañeras que me demuestren como se incorporan a un grupo. Dos de las chicas se debían parar en el medio del cuarto y hablar entre ellas sobre ir de compras al shopping. Sofía fue a un rincón del cuarto y Heidi al otro. Primero le indiqué a Sofía que se uniera al grupo. Ella se acercó mirando hacia arriba, por lo tanto, su cara también estaba dirigida hacia arriba, los dedos de ambas manos extendidos rígidos, sus brazos rectos a ambos lados del cuerpo, y su pecho prominente hacia afuera. Al notar esta forma tan particular de entrar, le pedí al grupo que “se detuviera”, indicándole a Sofía que íbamos a establecer una regla para unirse al grupo: “¡los pechos no pueden entrar primero”! Después de la risa inicial (el humor funciona con estos grupos) hablamos de los mensajes que nuestros cuerpos y ojos envían cuando entramos en un espacio de comunicación. Luego le tocó a Heidi acercarse. Inmediatamente Heidi comenzó a hablar sobre comprar en el shopping mientras caminaba desde el rincón hacia el grupo. Aunque ella logró una presencia física, sus palabras interrumpían y dominaban la escena. Nuevamente detuve el grupo y expresé una segunda regla: “Tienen que entrar al grupo en forma desapercibida y luego hacerse notar.” Discutimos que mientras las palabras son importantes, no reemplazan los otros aspectos de la comunicación. Tienen que fundirse en un serie de movimientos y pensamientos que dan lugar a la “comunicación”

 

La clave en la enseñanza a los pacientes para que sean comunicadores cada vez más efectivos es enseñarles a manejar múltiples sistemas a la vez: mente, cuerpo, ojos y lenguaje. Y, no sólo los suyos, sino también observar e interpretar simultáneamente estos mismos sistemas en los demás. Cada acto comunicativo es una “función ejecutiva social”. Dicho de manera sencilla, la función ejecutiva (FE) significa poder realizar “múltiples tareas”, y mientras muchos piensan que las habilidades de las FE se refieren sólo a tareas de organización, éstas son muy necesarias durante la comunicación.

 

En el artículo del mes pasado analizamos los Cuatro Pasos de la Toma de Perspectiva. Este mes analizaremos a su paradigma hermano, los Cuatro Pasos de la Comunicación (CPDC). Los CPDC cumplen dos funciones: 1) ayudan a los pacientes a aprender lo que necesitan tener en cuenta al comunicarse, y 2) proporcionan a los terapeutas y a los cuidadores una manera concreta de enseñar algo (la comunicación), bastante abstracto para todos nosotros.

 

Los CPDC son brevemente analizados a continuación, y si bien pueden ser separados en pasos individuales, ellos forman un todo sinergético; todos los factores deben ser considerados todo el tiempo. Es interesante el hecho que estos cuatro pasos ocurren en esta secuencia lineal, aún cuando se dan en milisegundos y frecuentemente sin pensar conscientemente en ellos.

 

Paso 1: Piensa en los pensamientos y sentimientos de los demás, como asimismo en los propios

Para participar exitosamente en un acto de comunicación tenemos que captar la(s) perspectiva(s) de nuestro compañero de comunicación. La comunicación efectiva requiere que todos los participantes estén pensando (la mayoría del tiempo) en el mismo tema/idea y que los pensamientos permanezcan conectados (aún cuando no hubo acuerdo mutuo) a lo largo del intercambio comunicativo.

 

Paso 2: Establecer una presencia física; entrar con tu cuerpo a tono con el grupo.

Generalmente la comunicación efectiva no sólo requiere que las personas se paren a una distancia prudente entre ellas (proximidad física) sino también que tengan una postura/ posición física que transmita tranquilidad y buena voluntad para participar. Muchos de nuestros pacientes tienen una postura muy rígida e involuntariamente transmiten una sensación poco amigable e incómoda cuando se acercan a otras personas. Es importante que no sólo enseñemos sobre proximidad física, sino también sobre relajación física al comunicarnos con otros.

 

Paso 3: Pensar con tus ojos

Enseñar a hacer contacto visual desde una perspectiva puramente física y funcional puede tanto dañar como ayudar a nuestros pacientes en situaciones sociales. En cambio, necesitamos enseñar a nuestros pacientes a “pensar con sus ojos”, es decir, a usar sus ojos lo necesario para monitorear cómo las personas se están sintiendo y qué pueden estar pensando (en base a lo que están mirando) durante los encuentros sociales. Un caso pertinente: Generalmente no miramos fijo a la persona o grupo de personas a la que nos estamos acercando. Aunque inicialmente miremos hacia donde las personas están paradas, a medida que nos acercamos miramos diferentes cosas y luego, una vez que entramos físicamente al grupo, nuestros ojos lentamente comienzan a mirar a todos a nuestro alrededor. Luego observamos los ojos de los demás para captar el rumbo y el hilo de la conversación y entender quien le está hablando a quien.  Cuando el paciente usa el contacto visual de forma muy rígida durante la comunicación, da la impresión de estar “acechando” a los demás, o de ser demasiado acucioso, y  provoca incomodidad en los otros. Y los que hacen poco contacto visual pueden parecer evasivos o desinteresados.

 

Esto es precisamente por qué los ojos no forman parte de la comunicación social hasta el  paso 3 – ya que otras cosas pasan antes. ¿Sorprendido?

 

Paso 4: Usa tus palabras para relacionarte con los demás

El lenguaje es el medio para compartir nuestros pensamientos con los demás. Así como en el Paso No 1 tratamos de mantener nuestros pensamientos conectados mientras nos estamos comunicando, también debemos mantener conectado nuestro lenguaje a cualquier tema que se esté tratando. Aquellos que no conectan su lenguaje con el tema en cuestión, son considerados egocéntricos, distantes, hostiles y/o ineficaces en sus intentos comunicativos. Debemos enseñar a nuestros pacientes estrategias comunicativas, tales como formular preguntas, hacer un comentario, demostrar interés, etc., con relación a lo que estén conversando y en lo que ellos piensan que las otras personas están pensando al respecto.

 

Tradicionalmente, los padres y educadores dedican mucho tiempo y atención a la enseñanza de las habilidades sociales de lenguaje a sus pacientes. Sin embargo, es fascinante observar que con simplemente ajustarse correctamente a  los tres primeros pasos de la comunicación, podemos ser comunicadores eficientes. Pero si sólo ponemos en práctica el cuarto paso, en ausencia de los tres primeros,  no resultamos  eficaces.

 

El mensaje para llevarnos a casa es el siguiente: la Comunicación es más que las palabras. Alejemos a nuestros pacientes de la mesa de trabajo y enseñémosles a comunicarse usando todo su cuerpo.

 

En el próximo artículo vamos a abordar los métodos específicos para la evaluación y  la enseñanza a los pacientes del primer paso de la comunicación, pensar acerca de lo que los demás piensan y sienten.

 

Para información más detallada de los CPDC (FSOC), consultar Thinking About you Thinking About me, 2nd Edition (Winner, 2007);  como asimismo para encontrar clases para ayudar a desarrollar estos conceptos, consultar Think Social! A Social curriculum for school aged students, 2nd printing (Winner, 2008)

 

Traducido por: Marisa Rubio

Equipo Socializarte.

socializarte09@gmail.com

www.socializartegrupos.com.ar

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